la húmeda y yodada tarde pasada
bajo palmeras y techados de paja
Las caderas al compás del susurro
volviéndose rápidamente tronador
de sones hipnóticos y contagiosos
Cuerpos se unen
en frenética sensualidad
y sinuosos abrazos estrechos
Pares de muslos indistinguibles
pechos inseparables, pies descalzos se enredan
una sola candente respiración y transpiración
Una masa de vestidos de baño y pareos
una mezcla de colores de telas, azules y amarillos
se vuelven verdes sobre las carnes oscilantes
Y cuando el alba comienza a espabilar
y los gallos despiertan en la distancia
y los tambores y tonadas de flautas desvanecen
Algunos se separan
aún extraños entre sí
mientras que otros no
María T. Pedroza-Balogh
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